Bruxismo

Clínica González Macías

Bruxismo. Hace algunos años nos parecía una palabra de difícil pronunciación y ajena a nuestro entorno. Nos sonaría más a título de película de cine de autor, o a un movimiento artístico de pintura que se desarrolló tras el cubismo.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, hemos tenido que añadirla poco a poco a nuestro diccionario habitual y cada vez son menos los pacientes que desconocen de qué estamos hablando cuando nos referimos a este término en la consulta.

Por definición, podríamos decir que el bruxismo se produce cuando “rechinamos” o apretamos con cierta fuerza, los dientes superiores con los inferiores  en un movimiento de atrás adelante, y viceversa; generalmente de forma inconsciente e involuntaria. Y ésta diríamos que es la clave del bruxismo; la involuntariedad/inconsciencia. Y es que el acelerado ritmo de vida que en mayor o menor medida todos llevamos actualmente, provoca una alteración en nuestro ritmo de descanso; cuando se supone que la química cerebral debería inducirnos a la anulación de las sustancias que generan el estado de alerta y entrar en función aquellas que inducen al estado de sueño, se produce todo lo contrario. Este desajuste causado por una excitación del sistema nervioso, provoca una hiperactividad muscular, que a su vez nos lleva a rechinar los dientes inconscientemente.

Como hemos hablado anteriormente, no se trata de una dolencia aislada; y es que hasta un sorprendente 70% de la población, según las últimas estimaciones del Colegio Oficial de Odontólogos, sufre bruxismo en mayor o menor medida.

Sus consecuencias pueden ser variadas; sonidos articulares o dolor de oído, desgaste dentario, dolor e inflamación de la mandíbula (con dificultad o cansancio al masticar alimentos duros), y el más evidente e inmediato; asiduos dolores de cabeza.

Detectado a tiempo los primeros síntomas, se puede tratar al paciente con la colocación de una férula de descarga (protección dental de resina o plástico, para impedir que la lesión siga progresando y evitar abrasión dentaria) que se utilizará normalmente por la noche. Si el paciente presenta dolores persistentes y fuertes, se pueden prescribir relajantes musculares y fármacos para controlar la ansiedad. No obstante debemos tener claro que se trata de una alteración con la que tenemos que lidiar e intentar aliviar, pero no tiene cura.

La mejor manera de tratar de paliar sus efectos es, en primer lugar, tomar conciencia de si realmente sufrimos bruxismo o no, y en el caso de que así sea, buscar la manera de reducir la ansiedad, que es uno de los factores que más repercute en el rechinar involuntario de nuestros dientes. Además de apoyarnos en la férula de descarga nocturna, el acudir a sesiones de masaje, realizar ejercicios que mejoren nuestra respiración o acudir a clases de meditación/yoga, pueden ayudarnos a mejorar nuestro sistema nervioso, y en consecuencia, reducir los efectos del bruxismo en nuestra sonrisa.

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