La curiosa evolución de tu cepillo dental

Clínica González Macías

Hasta los objetos más cotidianos, guardan escondidos una interesante historia desde sus primeros pasos hasta conseguir la apariencia que tienen actualmente.

El control mecánico de la placa bacteriana (o lo que es lo mismo; el cepillado dental) se remonta al hombre primitivo, que ya desde la prehistoria utilizaba las uñas y las astillas de madera, para eliminar restos de alimentos que permanecían en la boca. De hecho, aunque las fechas no se puedan concretar con exactitud, hay indicios de que el primer palillo de dientes, utilizado para tal fin, tiene orígenes sumerios (3000 AC).

Esta precaria herramienta fue evolucionando de forma pausada, hasta que hacia mediados del siglo XV, en China, se diseñaría el que oficialmente fue el primer “embrión” del cepillo de dientes de la historia; elaborado de marfil o hueso, y con cerdas naturales que se extraían del pelaje del jabalí (ya que éste ofrecía cierta consistencia a la hora de introducir los filamentos a través de las piezas dentarias). Con el paso del tiempo, fueron variando los materiales que hacían las funciones de las cerdas, llegándose a probar con las crines de los caballos, que ofrecían menor dureza y una aportaban flexibilidad y suavidad para pasarlas por los dientes.

Cabe destacar que, por entonces, los cepillos dentales eran un objeto casi de “lujo” que no todo el mundo podía permitirse; y es que tanto el marfil del mango, como las cerdas naturales, hacían que el producto se encareciese mucho, y su uso estuviese limitado al alcance de muy pocos. 

El siglo XX supondría un gran avance tanto para el campo de la odontología en general, como para los cepillos dentales en particular. A principios de los años 30, la utilización del plástico en los cepillos, hizo que su uso se extendiera exponencialmente entre la población, y dejara de convertirse un bien de difícil acceso. A finales de esa década, en 1938, surge una idea revolucionaria a través del Dr. West y su cepillo “mágico”. Su “revolución” fue conseguir sustituir las cerdas naturales que se venían utilizando hasta entonces por el nylon, un material de reciente creación que cumplía eficazmente con el cometido de conseguir una perfecta higiene bucal.

Desde esas dos grandes aportaciones hasta la actualidad, se han ido sucediendo las innovaciones en este utensilio tan comúnmente utilizado hoy en día, adaptando los avances tecnológicos a las necesidades bucales de cada paciente. Se podría decir que ese pequeño objeto que pasa desapercibido en nuestro cuarto de baño (a pesar de usarlo 3 veces al día de forma casi inconsciente), ha tenido una larga e intensa evolución, hasta convertirse en lo que hoy en día es; nuestro inseparable compañero de viajes.

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