Odontohistoria (III) – «Los problemas bucodentales del presidente Adolfo Suárez»

Clínica González Macías

En nuestro siguiente viaje por la relación de la odontología con la Historia, nos detenemos en una de las épocas más importantes de la política española; la Transición (1975-1982), y en su principal protagonista; Adolfo Suárez.


“…Aunque Adolfo Suárez fue un hombre capaz de adoptar gestos sombríos y solmenes (recordemos su aspecto luctuoso en los entierros de las víctimas del terrorismo o el trascendente “puedo prometer y prometo”), lo más característico y atractivo de su rostro era su amplia y sugestiva sonrisa: “abierta, segura de sí misma, confiada…”, tomando como referencia la descripción de Gregorio Morán.

Una sonrisa que había conquistado no sólo a los políticos de turno, sino a las esposas de los mismos, y que le había ayudado a franquear puertas de difícil acceso. Todos cuantos le conocían coinciden en destacar ese rasgo; amigos y adversarios. Cuando sonreía mostraba una dentadura regular y luminosa que movía a la amistad y la concordia.

Además de su neoplasia (su más conocida y dramática enfermedad), Adolfo Suárez padecía de las muelas, y de la articulación temporo-mandibular; patología que le producía terribles dolores en el lado derecho de la cara, por delante de la oreja, hasta el pómulo y el borde del mentón. No podía dormir ni descansar (…) Hasta tal punto cobró importancia su salud bucodental, que algunos medios sensacionalistas, como Diario Libre, llegaron a asegurar que “Suárez se juega las muelas y la pasta. El arreglo de su dentadura le puede salir por medio millón.”

¿Por qué levantó tanta expectación la deteriorada salud de la dentadura del presidente? Hay que recordar que en aquellos momentos, Adolfo Suárez era la figura más sobresaliente de la política española, y la prensa estaba muy pendiente de todos sus avatares. Cuando el presidente llegó a la Escuela de Estomatología era un personaje “intocable” y en el cénit de su carrera. Tratarle no era fácil, por la responsabilidad que suponía, y además, por sus múltiples compromisos; no había manera de planificar un horario de sesiones.

Según Cambio16, se cifró en 11, el número de especialistas que conformaban el equipo que trataron al presidente. Hasta donde se conoce, se practicaron endodoncias y se ejecutó una rehabilitación en cerámica; (para la cual se empleó un material especial, importado de Suiza, aunque con la mala fortuna de romperse uno de los puentes; problema que fue subsanado en una segunda fase).

Durante las maratonianas sesiones a las que fue sometido, el presidente Suárez demostró una entereza ejemplar; jamás protestó por nada. El gran problema era compaginar el tratamiento con los compromisos presidenciales. A veces, por imperativos del cargo, no podía cumplir las citas y las previsiones fallaban. Así, tuvo que hacer un viaje a Canarias llevando unas fundas provisionales de acrílico que no aguantaron lo suficiente y se despegaron en plena cena con el Cabildo insular. El apuro, se resolvió gracias al ingenio propio del presidente, quien con la ayuda de un chicle, logró “pegar” momentáneamente las fundas sin que nadie se diera cuenta del percance (…)”

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De nuevo, gracias a estos relatos pertenecientes a la vida “doméstica” de grandes personalidades, conseguimos ahondar más datos sobre ellos; profundizar así en un mayor conocimiento acerca de sus vidas, como en este caso es la de Adolfo Suárez.

*Lectura extraída del libro “Bocas imperiales”, escrito por el Dr. Julio González Iglesias. (Edit. Altana Pharma SA)

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