Implantología

Un implante dental es una pequeña fijación de titanio que se inserta en el hueso maxilar o mandibular, para ocupar el lugar de una raíz del diente o dientes ausentes. Una vez insertado, es necesario un periodo de espera de unos 3 meses aproximadamente, en el que se produce la osteointegración; en decir, que el hueso crezca alrededor del implante y se fusione completamente con él. Excepcionalmente, podemos hablar de «implantología inmediata», cuando la naturaleza de cada caso en particular, así lo permita.

Los implantes pueden utilizarse para sustituir un único diente (colocando la raíz artificial o implante, y posteriormente sobre él, una corona de porcelana sin necesidad de tallar o modificar los dientes adyacentes), o también pueden emplearse para sustituir varios dientes (efectuando el mismo tratamiento que en lo puentes fijos, pero sustituyendo los pilares naturales por pilares artificiales). Cuando se pretende sustituir todos los dientes de una arcada, se utilizan sobredentaduras acopladas a dichos implantes.

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Los pacientes totalmente desdentados, pueden beneficiarse del anclaje implantario, ya que proporciona una fijación estable y duradera. A través de una prótesis implantosoportada, se evitan los desajustes que pueden producirse a lo largo del tiempo, la irritación de las encías y sensación de inseguridad que caracteriza a la prótesis convencional. Aunque el paciente pueda retirar la prótesis sobre implantes, ésta se mantendrá mucho más estable durante la masticación, al hablar o incluso al toser.

Las restauraciones con implantes ofrecen un aspecto similar y dan una sensación más parecida a los dientes naturales, permitiendo altos niveles de comodidad, seguridad y confianza respecto a tratamientos convencionales.

Actualmente, mediante la técnica de la Implantología guiada por ordenador (con un escáner tridimensional que permite planificar previamente  la intervención de manera «virtual»), el resultado implantatorio es totalmente seguro.