La caries. ¿Alguien ha podido olvidar aquel capítulo de «Érase una vez la vida» en el que se picababan las muelas literalmente? ¿Quién no ha oído hablar de ellas desde bien pequeño? Ya a esas tempranas edades nuestros mayores nos asustaban con su presencia, cual si se tratase del mismísimo “Coco”, intentando procurar así que ingiriésemos menos azúcar de lo que a un niño le gustaría. Y lo cierto es que no les faltaba razón.
La caries se produce a consecuencia de una desmineralización del diente por acción de la placa bacteriana. Dicha desmineralización conlleva distintas etapas de severidad. Si bien inicialmente sólo afecta al esmalte, en el caso de avanzar e ir a más, las bacterias pueden alcanzar la dentina. Llegados a este punto, pueden generar sensibilidad tanto al frío como al calor, e incluso afectar a la pulpa, donde se encuentran las terminaciones nerviosas del diente. En este caso, en lugar de provocar sensibilidades, provocaría dolor y una posible destrucción de la pieza.
A pesar de ello, no debemos asustarnos, ya que tenemos a nuestro alcance los medios necesarios para poder combatirlas, y reducir así las opciones de que aparezcan. O al menos de que si aparecen, no lo hagan en una fase avanzada. Todo es cuestión de mantener una higiene bucal correcta (no excesiva), y de esta manera conseguiremos evitar molestias y dolores, contribuyendo así a aumentar nuestro bienestar general.
Así pues, te ofrecemos una serie de consejos para poner en práctica e intentar evitar la aparición de la caries:
- Cepillarse los dientes diariamente: con un par de minutos después de las principales comidas es suficiente. Debemos hacerlo para eliminar la placa bacteriana, que es una capa nociva de bacterias que se forman continuamente sobre los dientes, reaccionando con los alimentos que ingerimos y produciendo ácidos que atacan y debilitan el esmalte.
- Hilo o seda dental: es muy importante limpiar y eliminar la placa bacteriana entre los espacios interproximales (zona comprendida entre un diente y otro). El cepillo no consigue eliminar la placa en esta zona, por ello debemos complementarlo pasando el hilo dental a diario, de lo contrario dejaríamos sin limpiar el 40% de la superficie dental.
- Colutorios: debe emplearse siempre como complemento al cepillado dental, nunca como sustituto. Es importante que no contengan alcohol ni clorhexidina en su fórmula, y al igual que las pastas dentífricas; son más efectivos si contienen flúor. Además de ayudar a prevenir la caries, también nos dejará un frescor muy agradable que combatirá el mal aliento.
- Recuerda que el momento más importante para cepillarnos los dientes es antes de acostarnos, porque por la noche producimos menos saliva. Que actúa como barrera protectora frente a la caries, por ello no conviene que después de cepillarlos comamos ni bebamos nada que contenga azúcar.
- Visitas al dentista: es imprescindible revisar periódicamente nuestra boca para evitar futuras complicaciones. El dentista examinará tus dientes y encías, e incluso es posible que realice algunas radiografías para comprobar que todo está correctamente. Si lo considera necesario, realizará una limpieza dental para eliminar el sarro calcificado.
- Prevención: hay determinados hábitos que podemos hacer para prevenir problemas en nuestra boca; como no fumar, evitar en la medida de lo posible el consumo de hidratos de carbono (como los azúcares, los dulces y los refrescos carbonatados, ya que contienen ácidos que pueden debilitar el esmalte). Pero no se trata de un castigo o una imposición; podemos permitirnos un “caprichito” de vez en cuando, siempre y cuando no olvidemos mantener una buena higiene bucal tras su ingesta.
Siguiendo estas pautas, y adquiriendo un buen hábito de higiene oral de forma constante, limitaremos en la medida de lo posible la aparición de caries, tendremos una boca más sana y todo ello, en definitiva, repercutirá en un aumento en nuestro bienestar.