Las aspas del ventilador giran de forma vertiginosa. Tenemos muchas horas de luz al día para aprovechar y, en el mejor de los casos, llegan las ansiadas vacaciones que nos hemos ido mereciendo mes a mes, después de un largo año. Todo ello lo relacionamos de manera inconsciente con el verano, pero… ¿cómo afecta realmente la temporada estival en nuestra salud bucodental?
Se trata de un periodo de tiempo durante el cual es posible que se produzcan cambios en nuestros hábitos alimenticios, a comparación de los que acompañan en nuestra rutina nutritiva habitual. Tendemos a consumir más alimentos y bebidas azucaradas, helados… Si a ello le sumamos las altas temperaturas, puede llegar a causarse una proliferación acentuada de bacterias en boca, aumentando así el riesgo de la aparición de patologías bucodentales, como la caries o la gingivitis.
¿Qué debemos hacer para evitar sorpresas desagradables? Nada más allá que reforzar con especial atención nuestros hábitos de higiene oral de siempre; cepillarnos los dientes tres veces al día (al menos dos minutos cada una) inmediatamente después de cada comida principal, poniendo especia atención en el cepillado justo antes de acostarse. También es importante no perder la costumbre de utilizar nuestro hilo o seda interdental, una vez al día.
Otro factor fundamental es mantener una buena hidratación. Ésta, no solo puede conseguirse a través de un gran consumo de agua, sino también apoyándonos en otras bebidas (zumos naturales), e incluso consumiendo mayores cantidades de frutas (especialmente kiwi, melón, sandía…) y verduras. Sabemos, que en verano siempre se hace algún que otro exceso, pero no estaría de más moderar el consumo de bebida alcohólicas, azucaradas y carbonatadas.
Y por último, después de haber disfrutado del verano por todo lo alto, y después de cometer algún que otro inevitable exceso, no estaría de más visitar a nuestro dentista habitual de confianza, para que nos hiciera una revisión general, y así afrontar la vuelta a la normalidad de la mejor manera posible.
Como podéis ver, son consejos que ya conocemos bien y que no suponen demasiado sacrificio. Precisamente por ello, no debemos relajar nuestra higiene dental habitual ni bajar la guardia, ya que muchas veces se nos olvida que aunque nosotros estemos de vacaciones, nuestra boca siempre sigue trabajando.